Durante casi 20 años, la Campaña Mundial por la Educación (CME) ha promovido el derecho a la educación para todos. Sin embargo, la discusión global sobre la educación inclusiva ha cambiado significativamente a lo largo del tiempo.

La Convención de la UNESCO contra la discriminación en la educación (1960) y otros tratados internacionales sobre derechos humanos, prohíben cualquier “forma de exclusión, o limitación a las oportunidades educativas en base a diferencias sociales atribuidas o percibidas, como las determinadas por sexo, etnia/origen social, idioma, religión, nacionalidad, condición económica, o capacidad”. Durante décadas, se entendió que el concepto de educación inclusiva se centraba principalmente en niños con discapacidad.

La Declaración de Salamanca de 1994, que fue firmada por 92 países, y de la cual se celebra el 25º aniversario este año, amplió el concepto, para que, en lugar de centrarse en niños con necesidades especiales, abarcara a niños en cualquier tipo de situación: ‘Todos los niños deben aprender juntos, cuando sea posible, independientemente de cualquier dificultad o diferencia que pueda haber. Las escuelas inclusivas deben reconocer y responder a las diversas necesidades de sus estudiantes’.

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Educación para todos

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se basa en estos principios y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 sobre educación y el Marco para la acción Educación 2030 destacan la Educación para todoscomo un modo de conceptualizar la educación inclusiva y realizar el compromiso de “no dejar a nadie atrás”.

La Educación para todos tiene en cuenta “las necesidades de los más pobres y desaventajados, incluyendo niños trabajadores, habitantes de zonas remotas y nómadas, minorías étnicas y lingüísticas, niños, jóvenes y adultos afectados por conflictos, VIH/SIDA, hambre y mala salud; y aquellos con necesidades especiales de aprendizaje”. Y el ODS 4.5 reafirma especialmente la necesidad de “garantizar un acceso igualitario a todos los niveles de la educación y la formación vocacional para los más vulnerables, incluyendo personas con discapacidades, pueblos indígenas y niños en situaciones de vulnerabilidad”.

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“La inclusión está dirigida por la política para equilibrar asimetrías y transformar discriminaciones”

Recientemente, en su definición del concepto, el Informe de monitoreo global de la educación 2020 sobre inclusión, tiene en cuenta “un rango de elementosque forman experiencias y resultados educativos” y examina “el papel de los elementos de los sistemas educativos que pueden respaldar la inclusión, incluyendo leyes y políticas, gobernanza y finanzas, planes de estudios, personal, infraestructura, y normas, creencias y expectativas comunitarias”.

El Director de Labor Reivindicativa y Política de la CME y antiguoReportador Especial de la ONU sobre el derecho a la educación, Vernor Muñoz, que participa en el Foro, explica: “La educación inclusiva responde a un modelo de estado. No es neutral. Está dirigida por la política para equilibrar asimetrías y transformar discriminaciones”.

Ya que el diálogo global se centra en “no dejar a nadie atrás”, se están explorando metodologías multi-sectoriales innovadoras para garantizar la inclusión y la equidad en la educación. No obstante, queda mucho camino por recorrer: 262 millones de niños y jóvenes siguen desescolarizados[1] y la pobreza, la desigualdad de género, la etnicidad, la lejanía, las barreras idiomáticas, las discapacidades, y los desastres naturales, así como los conflictos y las crisis humanitarias y los desplazamientos, siguen siendo obstáculos para la educación inclusiva.

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Altas expectativas de la sociedad civil respecto al Foro

 En este contexto, todas las miradas se dirigen hacia Cali, Colombia, donde la UNESCO celebra el Foro internacional sobre inclusión y equidad en la educación con el objetivo declarado de “generar una comprensión común y un compromiso renovado para reforzar la inclusión en la educación entre legisladores educativos, practicantes de la educación, organizaciones de la sociedad civil, ONG, agencias de la ONU, socios de desarrollo y el sector privado”.

Las expectativas de la sociedad civil son altas, explica Vernor Muñoz: “El Foro es un mecanismo para recordar a los estados su obligación con TODAS las personas. Esperamos que, en un contexto de seria regresión, la inclusión se entienda como el compromiso principal para fortalecer la educación pública gratuita, accesible para personas que históricamente han sufrido discriminación. Los derechos humanos son las autopistas por las que avanza la educación. La inclusión es el vehículo”.

Credit photo: UNESCO/ GCE/ CLADE

Author: Julia Sestier

[1]UNESCO. 2019. Informe de monitoreo global de la educación

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La Campaña Mundial por la Educación (CME) es un movimiento de la sociedad civil cuyo objetivo es acabar con la exclusión en la educación. La educación es un derecho humano básico, y nuestra misión es asegurarnos de que los gobiernos actúen ahora para hacer realidad el derecho de todos a una educación pública, gratuita y de calidad.