Mi nombre es Anna Seck. Soy la madre de Anna Aw, alumna del instituto Saint Gabriel College, una escuela pública situada en Thiès (a 70 kms de Dakar).

Solía ​​vender zumos/jugos locales y así pude mantener a mi hija, a quien además le iba muy bien en la escuela. De hecho, ganó un premio por cada uno de los ensayos que realizó. Cuando ocurrió la pandemia de COVID-19, mi negocio se vio gravemente afectado porque las medidas tomadas por las autoridades, ya que no me permitían vender mis productos.

O bien se cerraron los mercados y las escuelas, o se redujeron sus actividades a tan solo operaciones esenciales. Entonces no pude pagar las cuotas escolares de mi hija y la escuela se negó a darle el boletín de calificación de notas semestral. Hice todo lo que pude para que pudiera presentarse al examen BFEM (certificado general que se concede al finalizar la escuela primaria) y gracias a Dios que aprobó.

Mi hija debería estar cursando su primer año de secundaria, pero sin ese boletín de calificación de notas, su matriculación y sus estudios se han visto comprometidos. La COVID-19 tuvo un impacto negativo real en la educación de mi hija.

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