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Semana de Acción Mundial por la Educación 2023

La Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME) es la iniciativa más destacada que la Campaña Mundial por la Educación (CME) que se lleva a cabo anualmente. La SAME pretende movilizar la acción conjunta en torno a temas específicos que afectan al derecho a la educación y a concienciar a todos los actores implicados en su defensa y consecución.

Este año, la Asamblea Mundial de la CME eligió como tema principal de la SAME la “Descolonización del Financiamiento de la Educación”. Este tema no podría ser más pertinente, sobre todo teniendo en cuenta que una de las áreas funcionales en el seguimiento de la Cumbre sobre la Transformación de la Educación (TES por sus siglas en inglés) es precisamente la financiación de la educación, que busca mejorar la coordinación de los actores globales movilizando mayores niveles y fuentes más diversificadas de financiación equitativa y eficiente para la educación, incluso a nivel interministerial.

Todos los Estados son responsables de garantizar el derecho a la educación para todos y todas, pero al hacerlo deben proporcionar una financiación pública adecuada y sostenible.  Esta obligación clave está consagrada en varios instrumentos vinculantes de derechos humanos y es algo en lo que hace hincapié la Agenda de Educación 2030, que incluye un llamamiento a todos los gobiernos para que asignen la máxima cantidad de recursos disponibles a la educación. Hacer que los gobiernos rindan cuentas de acuerdo al extremo superior de los puntos de referencia de financiación esbozados por el derecho internacional y los marcos políticos, requiere una labor de incidencia política continua con el fin de garantizar que la educación siga siendo una prioridad presupuestaria y que los presupuestos educativos se alineen con los requisitos de las 4S: porcentaje, tamaño, sensibilidad y escrutinio[1].

La falta de financiación educativa se debe a múltiples factores y ha empeorado debido a diversas causas, como la prevalencia de sistemas fiscales regresivos, la angustia del pago de la deuda y la crisis en particular, pero no sólo para los países de renta baja y media-baja, la privatización y la escasa cooperación internacional a los países de renta baja y los afectados por crisis prolongadas y nuevas. Detrás de estas causas sigue estando la idea de que la educación no es un derecho que deba garantizarse. De hecho, la estimación del déficit de financiación anual para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4 en los países de renta baja y media-baja es de 148 000 millones de dólares[2], pero esta estimación puede variar según las distintas fuentes, por lo que el déficit podría ser aún mayor.

La financiación de la educación ha sido una prioridad de la CME desde su fundación. La CME sigue trabajando con una serie de socios en todos los continentes con el objeto de avanzar en la consecución de esta obligación central del Estado. La CME, en esta ocasión, es la vía apropiada para reforzar la importancia de esta obligación, y pedir así cuentas a los gobiernos, especialmente a aquellos que no le prestan suficiente prioridad.

La CME apoya los fondos mundiales destinados a financiar la educación, como la Alianza  Mundial por la Educación (AME) y La Educación no Puede Esperar (ECW por sus siglas en inglés), y ejerce una labor de supervisión muy importante del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los actores privados que participan en la gobernanza internacional de la educación. Estas acciones se complementan con otras importantes iniciativas sobre desarrollo de capacidades y comunicaciones y con la puesta en marcha de una campaña de larga duración sobre la financiación de la educación (la Campaña Mil Millones de Voces), en respuesta al mandato recibido de la Asamblea Mundial de la CME.

La CME reconoce que el ODS 4 no podrá alcanzarse para 2030 sin un aumento significativo y bien orientado de la financiación, especialmente en aquellos países que están más lejos de lograr una educación de calidad para todos en todos los niveles.  Asimismo, no basta con aumentar la financiación de la educación si no se dirige prioritariamente a los que ya se han quedado atrás o corren mayor riesgo de quedarse atrás, como las comunidades rurales, las personas con discapacidad, los grupos étnicos minoritarios, los jóvenes, las mujeres, los desplazados internos, los solicitantes de asilo y los refugiados. Esta misión requiere diferentes enfoques de la acción gubernamental, teniendo en cuenta que una mejora sustancial de la financiación requiere, en primer lugar, asignar dinero público a sistemas educativos con profesores cualificados, bien formados y bien remunerados.

Los escasos avances en la financiación de la educación exigen mayores esfuerzos para superar las relaciones coloniales que siguen pesando sobre los países en desarrollo en relación con la financiación pública.

Lamentablemente, el legado colonial sigue tergiversando la naturaleza de los problemas financieros. Esto ha llevado a creer que la escasez de recursos se debe a la falta de capacidad de la población para resolver sus problemas nacionales, para lo cual se propone con frecuencia la ayuda internacional como panacea de los presupuestos nacionales. De este modo, se ocultan las ambiciones empresariales y el dominio político que hay detrás.

La CME insiste en que la ayuda y la cooperación internacionales no están lo suficientemente llamadas a definir los contenidos de las políticas públicas de los países en desarrollo. Uno de los principales retos de nuestro tiempo es el fortalecimiento de los presupuestos nacionales, necesario para transformar la agenda financiera mediante la adopción de un acuerdo mundial. De este modo se garantizará que la agenda de financiación transformadora (que incluye medidas en materia de impuestos, deuda, austeridad, masa salarial del sector público y ayuda internacional y asistencia al desarrollo) enmarque los debates nacionales y mundiales sobre financiación en los próximos años.

La CME renueva su compromiso de crear una educación inclusiva, igualitaria, culturalmente receptiva y gratuita y hace un llamamiento a sus miembros y socios para que se unan a la Semana de Acción Mundial por la Educación de este año.

Fin

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[1] El lema de la CME de la "Financiación Importa".  Un kit de herramientas sobre financiación nacional para la Educación" ofrece una explicación más exhaustiva de los requisitos de las 4S, incluyendo la sensibilidad del presupuesto educativo.

[2] https://www.developmentaid.org/api/frontend/cms/file/2020/09/374163eng.pdf

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La Campaña Mundial por la Educación (CME) es un movimiento de la sociedad civil cuyo objetivo es acabar con la exclusión en la educación. La educación es un derecho humano básico, y nuestra misión es asegurarnos de que los gobiernos actúen ahora para hacer realidad el derecho de todos a una educación pública, gratuita y de calidad.